Una leyenda dice que la imagen de la Virgen fue traída desde Antioquía el año 67 de nuestra era y que enterrada ante la invasión musulmana, se apareció a un pastor el 1580 en la fuente del Cirio.Los datos históricos, en cambio, dicen que es una imagen románica del siglo XII y que perteneció a un poblado desaparecido que llevaba el nombre de Santa María del Henar.A partir de los siglos XVII y durante el XVIII su devoción alcanzó gran renombre, debido a lo cual el Santuario fue edificándose y configurándose con la forma que hoy presenta.En 1621 el Papa Gregorio XV concede la fiesta del Henar para el domingo anterior a San Mateo (21 de septiembre).En 1831 el rey Fernando VII concede territorio en torno al santuario (7 hectáreas).En 1924 la Orden del Carmen se hace cargo del Santuario
La ROMERIA es la celebración más característica. Tiene lugar el domingo anterior a San Mateo, por tanto oscila entre los días 14 y 20 de septiembre inclusive. Reune a unas 30.000 personas, algunas de las cuales se acercan a pie en peregrinación durante la noche y durante el día. Los principales actos son: el Rosario de Antorchas en la tarde-noche del día anterior, la Misa del Pueblo en la pradera a medio día, la típica procesión después de la misma en la que los fieles bailan jotas castellanas al son de la dulzaina y el tamboril y los niños son aupados a la carroza junto a la imagen; la salve popular ante el pórtico una vez finalizada la procesión; el beso a la imagen en camarín; el horario continuo de misas y confesiones y la feria popular instalada en los alrededores.
ORACIÓN A LA VIRGEN DEL HENAR
Purísima emperatriz
del cielo y de la tierra,
dignísima Madre de Dios,
Santa María del Henar,
abogada poderosa de loshombres,
estrella clarísima
a cuyas luces fía el pecador su corversión
y el justo su perseverancia.
Mirad, Señora, con benignos ojos
a quien invocándoos
os sigue como a Maestra,
os elogia como a abogada
y os ama como a Madre
de la increada Luz.
Sea vuestra protección y amparo
la estrella que nos guíe
y encamine por las sendas del amor
a la patria de los escogidos
donde en vuestra amabilísima compañía
alabemos a vuestro hijo santísimo,
Nuestro Señor Jesucristo,
que con el Padre y el Espíritu Santo
vive y reina por los siglos de los siglos.
Amén.
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